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ISSN 1989-4163

NUMERO 12 - ABRIL 2010

 

Execanthepus Extraordinarius

María Antonia Mateu Oliver

Me llamo Melisa, pero me han bautizado con el nombre de Execanthepus Extraordinarius, porque un monstruo al que llaman científico acaba de descubrirme y me ha catalogado como extraordinaria. ¡Cuándo se entere mi familia!

Estoy en una jaula y me enseña a sus amigos, que son como él. Dice que va a llevarme a un congreso y que se hará famoso gracias a mí.

Es rarísimo. Solo tiene una cabeza que está cubierta de pelos asquerosos, en la que solamente hay dos ojos, dos pabellones que le adornan los lados y que no sé para que sirven, una boca con dientes muy pequeños y un hocico peculiar, por no decir otra cosa. Para ver los objetos tiene que girar la cabeza, ya que los ojos sólo miran en una dirección.

Tiene dos brazos articulados que acaban en cinco apéndices también articulados en cada uno y con los que agarra las cosas. Y se sostiene con dos patas acabadas en bolsas de piel, que creo que son postizas porque las cambia habitualmente.

Su piel es rara, se transforma continuamente de color y forma y el cuerpo a veces es de rayas o de cuadros, sobre todo la parte del tórax.

Él y sus amigos están muy preocupados buscándome algo que llaman sexo y no lo encuentran. Por eso dicen que soy única porque no me puedo reproducir. No entiendo porqué lo dicen, si juntando cualquiera de mis tentáculos con otro, puedo hacer miles de hijos. Y creo que voy a hacerlos, porque entre todos podremos romper la jaula y salir.

En cuanto a la comida, me dan todo tipo de flores y frutas, pero a mí eso no me gusta. Además, tampoco tengo hambre. Antes de capturarme me tragué a otro científico sin que se dieran cuenta, así que aguantaré muchas lunas sin comer. Me gusta mucho su carne, aunque me cuesta digerir unos apéndices que llevan en el centro del tórax formando hilera, redonditos, como de nácar.

Esta tarde me han metido en un aparato con el que me daban ráfagas de luz y han descubierto que dentro tengo parte del cuerpo de uno de los suyos y me tienen miedo.

Ahora están construyendo una jaula más fuerte y con más barrotes, así que esta misma noche juntaré dos tentáculos y dentro de dos días mis crías y yo podremos salir de nuestro encierro y comer a los científicos, que hay muchos en este lugar.

 
 

Tentáculo

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